jueves, 5 de mayo de 2011

cap 22

El problema eran sus caracteres, tan parecidos, tan fuertes. Chocando hasta que Cande intervenía, pero esta vez todo había llegado muy lejos.

-Bueno hablemos mejor de otra cosa- Lali ya había sufrido bastante por el tema de su rubia. En un momento se sintió completamente sola, sin Benja, sin Euge, sin Peter y sin Cande, a quien ella misma había alejado.
-Volvamos a lo que estábamos… Benja- la sonrisa se dibujo instantáneamente en la cara de la morocha- si vieras la cara que pones cuando lo nombro- se cago de la risa.
-Es que no sabes lo que son esos ojos mirándote como me mira- suspiro enamorada.
-No me saques pica Lali, mira que puedo ser competencia ¡eh!- la apunto con el dedo, bromeando.
-¿Qué decís nena? Si me ama solo a mí… y yo solo a él- volvió a suspirar.
-Ah, pero definitivamente te perdimos. ¡Estas mas enamorada que yo boluda!- ambas rieron.

Siguieron conversando por un rato, hasta que se percataron que ya amanecía. Cande se despidió feliz (aunque muerta de sueño) prometiendo ir al siguiente día, para seguir la conversación.
La morocha, acelero su auto y avanzo unas pocas cuadras, hasta llegar al frontis de su hogar. Orillo su auto y bajo algunas cosas que llevaba. Los regalos definitivamente los subiría a su cuarto más tarde.

En completo silencio, con cautela y un poco de miedo entro a la casa, cerró la puerta tras ella, saco sus zapatos de tacón y en puntillas se acercó a la escalera. Estaba en ese acto secreto, cuando miro al ventanal de la cocina y su peor enemigo la miraba con cara de “¡te pille!”. Era él, la pesadilla de la petiza, su perro Nano. Más bien, el perro de su madre. Nunca se llevaron, no pegaban onda, no se bancaban y buscaban cada momento para pelearse, golpearse apropósito y acusarse. Era una situación que hacia reír a todos los que entraban a esa casa, pero que a la morocha la tenía fuera de quicio.
Rompía justo su ropa cuando la colgaban recién lavada. No le permitía ingresar al patio, o si no se le tiraba encima o la mordía despacio. Siempre que Lali robaba algo de la cocina, el perro se ponía a ladrar como un loco y lo peor era, en casos como este, resultaba ser un espía del enemigo. Rompía en aullidos matutinos, para avisarle a Carlos, que su pequeña hija hacia acto de presencia en el hogar. Era un buchón de lo peor.

Sabía que no la retarían por el horario, era una chica grande, responsable y que mantenía límites. Pero sus frecuentes salidas y llegadas matutinas habían manchado su expediente y Carlos estaba atento. Por ende debía callar a ese perro antes de que arruinara su fin de semana.
Camino lentamente al ventanal con una enorme sonrisa en el rostro, pero por dentro, lo maldecía. Estaba cagada de sueño y debía lidiar con el pesado de Nano.
Tomo un pan que estaba sobre la mesa de la cocina y siguió hacia el ventanal mostrándoselo al perro. Éste gruñía y la miraba con odio, pero también miraba el pan. Abrió cautelosamente el ventanal y saco la mano con el pan hacia el patio, lo tiro y espero que el perro corriera tras él. Pero no fue así.
Según ella, el perro sonrió malévolamente, y después de eso, de deshizo en ladridos y aullidos, que de seguro, despertarían a medio Banfield.
-¡Maldito! Me las pagaras muy caro…- sacaba chispas por los ojos, mientras el animal seguía ladrando.
-¿Lali?- su papa bajo serio envuelto en una bata de levantarse.
-Si papa, aquí estoy- se asomó hacia el living- puso cara de cansancio, debía convencerlo.
-¿Estas son horas de llegar?- cuando quería, era peor que Hitler.
-Papi, sabes que terminamos el Rex, fuimos a celebrar con Cris- la rubia era un punto a favor- y los chicos. Y después pase a dejar a Yeyo y Cande, por eso…- bostezo exageradamente- me demore.
-mmm…- la miraba dudoso- está bien… ¡Nano Callate!- el perro seguía ladrando para acusarla- pasa por hoy, pero que sea la última ¡eh!- la señalo con el dedo.
-Si papito lindo, el más lindo, el más peladito, peladito, peladito- le tomo la cabeza, se la bajo a la fuerza y la beso sonoramente.
-¡Ay Lali!- se soltó molesto y subió rezongando. Ella camino sonriente y canchera hacia el ventanal.

-Vos… HDP… ¡me las pagaras!- el animal la miraba tras el vidrio medio asustado, sabía que había perdido- y aprenderás a serme fiel… tarado- le saco la lengua y tomo sus cosas subiendo la escalera.

Dejo las cosas sobre la silla, busco su pijama aun de invierno y se lo coloco. Fue al baño, se desmaquillo rápidamente y termino lavándose los dientes. Tenía una cara de pedo impresionante, así que hizo un pequeño rezo, como le había enseñado su abu y se lanzó a los exquisitos brazos de Morfeo.
Pretendía dormirse de inmediato, pero los recuerdos de todo lo vivido ese día, la bombardearon y lograron sacar una hermosa sonrisa, antes de que se durmiera como la princesa que era.

El siguiente día, que en realidad era el mismo, pero en distinto horario. Comenzó con el beso de buenos días de Any, a las 2 de la tarde. Gruño un poco, pero al voltearse y ver su querida hermana, instantáneamente apareció una sonrisa.

-Son las 2 Lala- le devolvió la sonrisa.
-Uffff… ni lo note- se estiro con flojera- siento que no dormí nada- ambas rieron.
-Te desperté solo por una razón…- la miro esperando que adivinara.
-¿La comida esta lista?- pregunto sin saber qué otra cosa decir.
-No…-la miro esperando más preguntas, pero con la levantada de hombros de Lali, se terminó el juego- ¡que flojita por Dios! Te llamo Cande, que viene en media hora. También llamaron Miru, Poli, Daki, Benja y Euge.
-¡Uh Dios! Se me olvido que hoy nos juntaríamos a comer- se levanto más que rápido.


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novela extraida de: http://www.ar-telenovelas.com.ar/foro/viewtopic.php?f=29&t=23553

solo facilito su difucion ya que no toda la gente esta dispuesta a registrarse todos los derechos reservados a su creadora chey_x_lalita